La Nada
Aproximación hacia una definición de la
derecha venezolana
Soy poco dado a debatir sobre religión y política en
lugares públicos y, menos con sospechosos de fanatismo y disociación psicótica.
Una discusión seria se da entre personas razonables y respetuosas de las opiniones
contrarias. Empero, recientemente, casi obligado participé en una polémica entre
un joven trabajador, un “jubilado” y una dama que hacían la “cola” en un cajero
automático (TDA), uno de esos ubicados al aire libre. La controversia trataba
sobre algunos aspectos del gobierno de
Nicolás Maduro y la Asamblea Nacional (AN) de mayoría opuesta a la revolución.
Acaparó mi atención la
conclusión a la que llegó el joven acerca de que las leyes aprobadas por la Asamblea
Nacional (AN) y declaradas inconstitucionales por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), no beneficiaban al pueblo y que la AN no
había hecho nada. Sus interlocutores,
lo rebatieron calificando al Presidente de incapaz y único responsable de la
crisis económica del país y, puntualmente de la escasez de alimentos, razón por
la cual había que revocarlo. Esa es una discusión muy frecuente y a diario
entre venezolanos.
Intervine para acotar que estaba
convencido de que estamos entrampados entre dos posiciones que lucen irreconciliables
y, por tanto, imposibilitan el diálogo convocado por el presidente Maduro para
buscar solución a los desequilibrios del país que, en mi opinión, son más de carácter
político que económicos; argumenté, que era previsible que las leyes aprobadas hubieran
sido declaradas inconstitucionales, por su estructura y contenido con visión de
esencia capitalista, neoliberal de país y de Estado. Leyes reaccionarias, más
bien restauradoras del estado de cosas anteriores a la Revolución Bolivariana. Leyes
contrarias al accionar conceptual y praxis del gobierno dirigido por Maduro y,
en consecuencia, contrarias al Plan de la Patria (II Plan Socialista de la
Nación), ley aprobada para el ejercicio 2013-19 y con la propia Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela (CRBV).
Sin hacer juicio de valores
sobre las controvertidas leyes, expuse que, en ese contexto, de haberles dado
el visto bueno y promulgarlas, el
Ejecutivo habría reconocido que el proyecto Bolivariano no tiene vigencia y que
el oposicionismo tenía la razón cuando dice que el chavismo ha fracasado y no
tiene viabilidad política, económica y social; sería negarse a sí mismo y;
además, someterse a la agenda política de la oposición y la habría
convertido en el poder real, el
verdadero gobierno, pues (Aspiración solapada de la oposición derechista).
Luego pregunté ¿A quién o a quienes favorece esta situación política? Este era
el punto de llegada, como se dice “la guinda sobre el pastel”. Sin más, el
joven trabajador soltó categórico, con mucha convicción, lapidario: “¡Eso es
así! ¡No favorecen al pueblo, entonces, la Asamblea no ha hecho nada, nada!”.
Todos quedamos en silencio,
recomponiendo la cola, como asumiendo una gran verdad incuestionable. En aquel
momento recordé una disertación sobre la Nada
del presidente Chávez en un “Aló Presidente”. Chávez, cuestionó la actuación de la derecha venezolana y en aquella
oportunidad puntualizó conceptuándola como La
Nada. Tenía razón el Comandante. La AN es la Nada.